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jueves, 21 de agosto de 2014

SIGO SIN PODERTE OLVIDAR

SIGO SIN PODERTE OLVIDAR

(Dedicado a la persona que más extraño: mi abuela Ginesa Sánchez Lucas)

Hace ya unos años quedé huérfano de abuela,
y aún hoy, sigo extrañándote como el primer día,
aunque sienta que nos observas
desde tu balcón celestial más allá de las nubes.
Todavía hoy se me hace duro intentar escribirte,
y cuando consigo comenzar vuelven a mí
aquellas lágrimas de antes que continúan
golpeando mi pecho sin consuelo ni calma.
Algo me dice que nunca te fuiste,
porque sigo siendo aquel que se despierta a tiempo
cuando falla el dichoso despertador,
y crece en mí la sensación de que eres tú
la que me despierta cada mañana como solías hacerlo antes.
¡Sigo sin poder olvidarte abuela!
Una de mis mayores preocupaciones en esta vida
es el hecho de olvidar el sonido de tu voz,
e intento recordar cómo era,
cómo era el cabello que el tiempo se encargó
de bañar con su manto de plata,
el bastón que todavía conservo y escucho, a solas,
cuando me dice te extraña igual que yo,
el luto que guardabas por el abuelo,
el color azul de ese mar de agua clara
que guardaban tus ojos,
el calor de tu abrazo y de la emoción que sentías
cuando te abrazaba...
Sabes que el tiempo nos debe una auténtica despedida,
que eres la persona que más extraño y añoro,
que marcaste mi infancia y adolescencia,
y me hiciste poner los pies en la tierra
cuando andaba de nube en nube.
Para mí, siempre fuiste especial,
aunque no te lo demostrara tantas veces como debiera,
y el tiempo da la razón a este sentimiento de vacío
que dejaste en mí y que me acompañará mientras viva,
ratificando la mayor de las certezas...
¡Sigo sin poder olvidarte abuela!
Y cada día voy descubriendo rasgos tuyos en mi madre,
que me hacen recordarte y llorarte a escondidas,
mientras finjo hacerme el fuerte
y no hablar de esto con nadie,
aunque te siga encontrando en mis sueños
y despierte feliz por verte de nuevo.
No sé ni cómo terminar esta confesión
a corazón abierto y lágrima tendida,
sin mencionarte en cada uno de mis silencios,
en cada instante aleatorio del día que miro
al cielo para buscarte, y encontrarte en cada recuerdo tuyo
que alberga mi mente tatuada a fuego...
Reconozco que recordarte es algo lindo y doloroso,
pero es algo que necesito para mantenerte viva en mí,
para llenar esta carencia de abuela que el tiempo me dejó,
por eso, siempre te gritaran mis entrañas
expresando su muda queja de anhelo, porque...
¡Sigo sin poder olvidarte abuela!


Autor: José Sánchez Llamas.

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